Venta de cerámica. Fernando Renes.

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Galería Fúcares_Almagro. San Francisco, 3. 13270 Almagro. Spain
tfn: 926 86 09 02 / 620 94 09 23 / 659 01 49 13.
 
Horario: De martes a sábado de 18:30 a 21:00 horas.

Cita previa / By appointment: 
659 014 913

INAUGURACIÓN: Sábado 12 de julio a partir de las 20:00 horas.

 

Fernando Renes
 

Venta de cerámica y otras historias rescatadas del tiempo

Por Estrella de Diego

En los Museos Vaticanos de Roma se conserva un bello mosaico construido con pequeñas teselas que en su día ocupó el suelo de una villa de la época de Adriano, situada en la región de Roma. Pese a todo, no es la belleza extraordinaria de la pieza lo que llama la atención de los visitantes; ni el acabado técnico de la obra; ni la representación de las máscaras teatrales que ocupan uno de los lados. Lo que atrapa la mirada es una serie de objetos variados, restos de un banquete -raspas, residuos de frutas, huesos…-; cosas que se caen al comer, desperdicios; fragmentos del paso del tiempo en las vidas humanas; momentos que se acumulan antes de desaparecer para siempre cuando el cepillo los barre -los borra- y pasan va a formar parte de lo que fue de manera definititiva. El nombre de este tema decorativo es elocuente: asàrotos òikos: “suelo sin barrer”.

Se trata de una especie de bodegón que codifica el mundo clásico y que dará lugar a un subgénero de moda durante el XVII neerlandés: el bodegón en desorden, lugar para la reflexión a partir de panes mordisqueados y copas derramadas; contraste entre lo lujoso de los enseres que se muestran en la pintura y los modales cuestionables de los invitados, demostrados en el caos al comer. Pese a todo, si en el género de los bodegones nada es aleatorio, la estrategia de los desperdicios elevados a la categoría de objeto artístico podría ser un simple camuflaje para aludir a los estragos del transcurso. Dicho de otro modo, estos “retratos” de los desperdicios se inscriben en el género de la vanitas.

Me pregunto si en sus paseos romanos Fernando Renes se habrá tropezado con ese mosaico, una obra hasta cierto punto humilde entre tantos tesoros deslumbrantes custodiados en los Museos Vaticanos; si se habrá parado frente a este suelo lleno de lo que van quedando, los detritos, antes de que la escoba los barra y la narración vuelva a comenzar, sobre todo porque Renes sabe que cada historia toma cuerpo desde los huecos, el sitio donde habita lo esencial de cada historia. Si no hay relato sin pérdida, decía Freud, sin ausencia y medias palabras no hay tensión narrativa.

De modo que Renes traduce lo que ve en el paseo romano -el ratón le delata. Lo elabora en sus cerámicas, esas en las cuales hace tiempo que se siente a gusto. Y diseña sus murales abrumados por desperdicios modernos, sin barrer–botellas de agua Evian, un trozo de pizza, dos medios kiwis…-;  o murales construidos a partir de azulejos reciclados, un ejercicio ecologista en el cual reciclar tiene algo del acto de barrer el suelo, recoger lo tirado para darle una nueva vida. Aunque reciclar tiene también en Renes -inmenrso en la cultura japonesa- algo de ese concepto japonés que aboga por un reciclaje ilimitado de los objetos, las roturas y los rasgados -y las restauraciones- como parte esencial en la vida de las cosas. 

Renes va más allá. En sus paseos romanos, tras reflexionar desde una mirada actual sobre la vida que fue -a trozos, a ratos-, le han debido asaltar súbitas similitudes con los objetos de la cotidianidad más entrometida -las llaves del coche, la cartera, un juguete sexual, una fruta, dinero suelto…-, catálogo de objetos que ocupan inesperadamente los lebrillos de cerámica, que se unen al resto de sus piezas -jarros, albarelos con mensaje insólitos que nos obligan a pensar… – y se convierten en el domicilio momentáneo para lo no barrido. Ahí están, pintados, los objetos de lo cotidiano en una curiosa maniobra duplicatoria, pues ¿no son estos recipientes nuestro auxilio en el falso orden de la casa, refugio de las cosas que, sin estar en su sitio definitivo, fingen cierta armonía desde su refugio eventual?

Las cerámicas de Renes son, así, un inquietante y asombroso cruce de caminos que va desde su antigua pasión hacia Japón hasta los paseos por Roma o el mundo rural, tan importante para Renes, y que encuentra ecos fructíferos en sus piezas cerámicas  estos últimos años. Con su visita  de dichas cerámicas a la galería Fúcares en Almagro algo parece cerrarse en ese círculo que se trazaba entre Japón y Roma. Lo cuenta el propio Renes al recordar cómo Fúcares, antes de ser galería de arte -primero en Almagro en 1974 y luego Madrid en 1987-, fue en sus orígenes una tienda de cerámica. Unas briznas se han posado en el fondo del lebrillo. Tratamos de sacudirlas como quien barre un suelo. Ahí siguen obstinadas en su historia.

 

Fernando Renes (Covarrubias, 1970) vive y trabaja entre Bilbao y Covarrubias.

Estudió en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (1994), e hizo el Máster en investigación y creación en Arte en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco (2017).

Su práctica comenzó en los 90, con el dibujo y la animación como medios principales. Cuando en 2014 regresa a España, después de 17 años viviendo en Nueva York y Roma, empieza a trabajar la cerámica dando un soporte tridimensional y vernacular a sus piezas.

Ha expuesto individualmente en Espacio Nexo990, Monzón de Campos, Palencia (2024); MUSAC Museo de arte contemporáneo de Castilla y León, León (2022); UPNA Universidad Pública de Navarra, Pamplona (2021); Fundación BilbaoArte Fundazioa, Bilbao (2019); Centro de arte Caja de Burgos CAB, Burgos (2019); Genalguacil Pueblo Museo, Málaga (2017); DA2 Salamanca (2015); La Casa Encendida, Madrid (2006) y TRANS>area, New York (2005) entre otras.

Su trabajo forma parte de las colecciones de la Fundación Botín, Santander; Centre d´art La Panera, Lleida; Fundación Federico García Lorca, Granada; MUSAC Museo de arte contemporáneo de Castilla y León, León; Colección Museo Artium–Gobierno Vasco, Vitoria–Gasteiz o Queens Museum of Art, New York.

También aparece en publicaciones como 100 artistas españoles (EXIT, 2008) o Vitamin D, New Perspectives in Drawing (Phaidon, 2005)

 

 

Fernando Renes
Azaroso oikos, 2022. 388 azulejos vidriados de 15 x 15 cm.
 
Fernando Renes

Dos cántaro vidriadoss de 55 cm de altura, 2016.

Fernando Renes
Isis, 2016.
Lebrillo vidriado de67 cm. De diámetro x 27 de altura-

 

Sale of pottery and other stories rescued from the past

By Estrella de Diego

The Vatican Museums in Rome are home to a beautiful mosaic made of small tesserae that once lay on the floor of a villa from Hadrian’s time, located in the region of Rome. However, visitors’ attention is not captured by the extraordinary beauty of the piece, the technical finish of the work, or the representation of the theatrical masks that occupy one of the sides. What catches the eye are a variety of different objects, the remains of a banquet – scraps, fruit residues, bones…-; things that fall off when eating, debris; fragments of the passage of time in human lives; moments that build before disappearing forever when the brush sweeps them away – erases them – and they become a permanent part of history. The name of this decorative theme is eloquent: asàrotos òikos: “unswept floor”.

It is a kind of still life that codifies the classical world and led to a fashionable sub-genre during the 17th century in the Netherlands: still life in disorder, a place for reflection based on nibbled bread and spilt drinks; a contrast between the lavishness of the objects depicted in the painting and the questionable manners of the guests, reflected in the chaos of eating. Nevertheless, if nothing is random in the still life genre, the strategy of waste elevated to the category of artistic object could be a simple camouflage to allude to the havoc of the course of time. In other words, these “portraits” of waste are part of the vanitas genre.

I wonder if, on his walks through Rome, Fernando Renes has ever stumbled upon this mosaic, a somewhat modest piece of work among so many dazzling treasures kept in the Vatican Museums. I wonder if he has ever stopped in front of this floor full of what remains, the debris, before the broom sweeps it away and the story starts again, especially since Renes knows that each story takes shape from the hollows, the place where the essential aspects of each story resides. If there is no story without loss, as Freud once said, without absence and half-words there is no narrative tension.

As Renes translates what he sees on his walks through Rome – the mouse gives him away. He depicts it in his ceramics, in which he has long felt at ease. He designs his murals swamped by modern waste, unswept – bottles of Evian water, a slice of pizza, two half kiwis… -; or murals built from recycled tiles, an ecological exercise in which recycling is linked to the act of sweeping the floor, picking up what has been thrown away to give it a new lease of life. Although, in Renes’ work, recycling – which is huge in Japanese culture – also contains something of the Japanese concept that champions the unlimited recycling of objects, breakages and tears – and restorations – as an essential part of the life of things. 

Renes goes a step further. On his walks through Rome, after reflecting on life in the past from a modern day perspective – in bits and pieces, at intervals – he must have been struck by sudden similarities with the most intrusive everyday objects – car keys, wallet, a sex toy, a piece of fruit, loose change, etc. – a catalogue of objects that unexpectedly occupy earthenware ceramic bowls, which are connected to his other pieces – jugs, albarelos with unusual messages that force us to think…- and become the momentary home for the unswept. There they are, painted, the objects of everyday life in a fascinating repetitive manoeuvre. Isn’t it the case that these bowls help us to create false order in the home, a refuge for things that, without being in their permanent place, feign a certain harmony from their eventual refuge?

Renes’ ceramics are therefore an unsettling and astonishing crossroads that stretches from his old passion for Japan to his walks through Rome or the rural world, so important to Renes, and which has found fruitful echoes in his ceramic pieces in recent years. With his visit with these ceramics to the Fúcares gallery in Almagro, something seems to have closed the circle that was traced between Japan and Rome. Renes himself talks of this when he recalls how Fúcares, before becoming an art gallery – first in Almagro in 1974 and then in Madrid in 1987 – was originally a ceramics shop. A few wisps have settled at the bottom of the earthenware bowl. We try to shake them off like someone sweeping a floor. They remain stubbornly stuck in their past.

 

Fernando Renes (Covarrubias, 1970) lives and works between Bilbao and Covarrubias.

He studied at the Faculty of Fine Arts at the Complutense University of Madrid (1994), and completed a Master’s degree in research and creation in Art at the Faculty of Fine Arts at the University of the Basque Country (2017).

In the 90s, he started out with drawing and animation as his main media. When he returned to Spain in 2014, after spending 17 years living in New York and Rome, he began working with ceramics, giving a three-dimensional and vernacular support to his pieces.

He has held solo exhibitions at Espacio Nexo990, Monzón de Campos, Palencia (2024); MUSAC Castilla and León Museum of Contemporary Art, León (2022); UPNA Public University of Navarre, Pamplona (2021); BilbaoArte Fundazioa Foundation, Bilbao (2019); Caja de Burgos Art Centre CAB, Burgos (2019); Genalguacil Town Museum, Málaga (2017); DA2 Salamanca (2015); La Casa Encendida, Madrid (2006) and TRANS>area, New York (2005) among others.

His work forms part of the collections of the Botín Foundation, Santander; Centre d’art La Panera, Lleida; Federico García Lorca Foundation, Granada; MUSAC Castilla and León Museum of Contemporary Art, León; Artium-Basque Government Museum Collection, Vitoria-Gasteiz and Queens Museum of Art, New York.

He also appears in publications such as 100 Spanish Artists (EXIT, 2008) or Vitamin D, New Perspectives in Drawing (Phaidon, 2005).

 
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